Hace unos 60 años en 1952 nuestro abuelo junto a su hermano comenzaron la fabricación de agua carbonatada a presión, los famosos “sifones” bajo la denominación de “ESPUMOSOS LA ARGOÑESA” pasando a ser conocidos en la comarca como la fabrica de las Gaseosas de Argoños.

“Al principio se comercializaron como agua digestiva en las farmacias”

Al principio se comercializaron como agua digestiva en las farmacias pero pronto se generalizó su consumo para mezclarlo con Vino o whisky unas veces para diluir los efectos del alcohol y otras para matar el sabor del vino peleón.

Rápidamente, como en el resto de España, se convirtió en un refresco indispensable en bares, tascas y tabernas… Incluso se generalizó su uso para la elaboración de las deliciosas “rabas” de nuestra tierra, calamares o sepia rebozados con harina y sifón aportando un sabor al paladar más suave y dando una textura más esponjosa.

En la elaboración del sifón todo era manual desde su limpieza y desinfección hasta su llenado.

En la máquina saturadora, una vez desinfectados, se llenaban los envases de cristal con agua y se mezclaba con el gas carbónico, se ponían a tres o cuatro grados de presión. Se colocaba el envase invertido en la maquina saturadora, se llenaba y cuando se compensaban las presiones se hacia el vaciado del aire. La caja donde se invertía el sifón, quedaba sellada con una maya protectora, para evitar daños si estallaba por defecto en el vidrio del envase.